Conozco a muchos Abogados y estudiantes de derecho, así que les pregunté cuáles eran las características que definen a los grandes abogados. Entendiendo por “gran abogado” a aquellos que se destacan muy por encima de los abogados promedio, aquella clase de abogado que nos gustaría que nos represente en un juicio, o aquel abogado con el que disfrutaríamos trabajar y aprender (en el caso de que seamos abogados).

1. Comunicar:


Comunicar implica mucho más que tan solo intercambiar información. Se trata de entender las intenciones y las emociones alrededor de esa información. Cuando se trasmite un mensaje, éste debería ser recibido y entendido en la forma en que la persona que lo trasmite quería que se entienda.
Para que la comunicación sea efectiva, el abogado debe saber qué decir y en qué momento decirlo, controlar su lenguaje corporal, controlar sus emociones, conocer el perfil de la persona con la que se está comunicando, ser conciso, no divagar y saber leer qué es lo que su mensaje produce en la persona que lo recibe.
Todos los grandes abogados saben comunicarse, y nunca jamás encontraremos uno que sea tímido.

2. Escuchar:


La otra parte de la comunicación consiste en recibir información. Pero escuchar va más allá de tan solo entender las palabras trasmitidas. Escuchar también implica prestar atención a lo que no se dice cuando se habla: comprender las emociones presentes en la persona cuando nos habla, leer su lenguaje corporal, mirar a los ojos, no juzgar ni sacar conclusiones inmediatamente e interrumpir únicamente si es necesario. Y lo más importante, es que los grandes abogados hacen todo eso mientras que logran que la persona que habla se siente cómoda, relajada y segura mientras habla.

3. Negociar:


Un gran negociador siempre busca que se llegue a un acuerdo que sea justo para todas las partes.
Cuando un abogado participa en una negociación nunca jamás busca aplastar a la oposición con el objetivo de darle a su cliente lo que él piensa que es justo. Es por esto que el abogado tiene que tener la mente abierta para entender que los pedidos de la oposición también pueden ser legítimos. Hay que aprender a ser persuasivo con ambas partes, detectar los intereses comunes e identificar las áreas en las que se necesitarán compromisos.
Participar de un litigio no implica necesariamente que hay que ser confrontacional.

4. Curiosear:


Los grandes abogados mantienen una curiosidad insaciable por el mundo en el que viven. Un abogado que solamente conozca el mundo de las leyes, solamente podrá aspirar a ser un abogado mediocre.


La curiosidad de los grandes abogados los lleva a aprender sobre una infinidad de tópicos: cosmología, psicología, física, rock, fútbol, literatura. Es esta curiosidad la que también los lleva a tener nuevas experiencias de vida y tener pasatiempos no tan comunes.


Los grandes abogados son conscientes que es esta actitud la que les permite mantener la mente abierta, conocer nuevas personas (que pueden ser clientes), expandir su perspectiva del mundo y evitar que se conviertan en personas monótonas (que provocaría que otras personas eviten interactuar con él).

5. Competir:


Todos los grandes abogados aman competir. Ya sea un litigio grande o pequeño, ellos tratan cada caso como si estuvieran por jugar la final de la “Champions League”.
Sienten cómo cobran vida cuando se enfrentan a un nuevo desafío. Esta llama que arde dentro suyo es la que los lleva a trabajar con una concentración obsesiva, con energías que parecen ilimitadas y de una manera tan disciplinada que sorprendería a cualquier militar.
Para los clientes esto es un valor agregado, y para sus oponentes esto es una ventaja injusta.

6. Confiar:


Un abogado tiene que tomar muchas decisiones en escenarios donde rara vez contará con toda la información necesaria, tendrá poco tiempo para decidir y en donde esta decisión puede traer graves consecuencias.


Para poder enfrentar estas situaciones, los grandes abogados desarrollan una gran confianza en sí mismos y aprenden a escuchar sus instintos. No permiten que el hecho de contar con pocos recursos los detenga, y tampoco se rinden frente a la adversidad.


Se puede distinguir claramente a un gran abogado a cientos de metros de distancia, ya que manifiestan esta confianza en sí mismos en la forma en que caminan, en la forma en que hablan y hasta en la forma que se sientan.
Esta confianza en sí mismos que emanan, también logra que los clientes se sientan seguros de que están bien representados y que los abogados contrincantes no se están enfrentando a cualquiera.

7. Pensar:


La habilidad del pensamiento crítico es esencial para los grandes abogados. Deben ser capaces de utilizar la lógica para detectar fallas o debilidades, tanto en los argumentos de la oposición como en los de sus propios clientes.


Aprende a identificar cuáles son las ideas, supuestos, puntos de vistas y prejuicios que deben ser cuestionados. Sabe detectar las preguntas vitales, sacar las conclusiones correctas y presentar los argumentos que sostengan esas conclusiones.

8. Ser Humilde:


Es la principal característica (y la más importante) de todos los grandes abogados.
Ellos comprenden que por más años de experiencia que tengan, siempre van a tener cosas por aprender. Reconocen que por más juicios que hayan ganado, ellos también son humanos.


Nunca jamás veremos a un gran abogado tratando mal a su secretario porque éste no tiene título universitario, o despreciando a otros abogados que no son tan buenos como él.
Tratan a todos como iguales y no se creen mejor que nadie, y nunca olvidan de que el abogado es solamente un servidor de la justicia y un colaborador de su administración, nada mas y nada menos.


1 comentario:

  1. hlos mejores abogados te escuchará, te hará las preguntas que considere convenientes, y sólo te interrumpirá, si necesita esclarecer alguna parte de los hechos que le relates.
    Un buen abogado, te generará la confianza para que le narres todos los hechos desde tu punto de vista, con total confianza. Si sientes que no puedes confiarle todo, o debes maquillarle la verdad de cualquier manera, no pienses siquiera en contratarlo.
    Un abogado que se presenta ante ti sin señales de ser combativo, puede ayudarte mucho a resolver tu caso.

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Miguel Lyon. Con tecnología de Blogger.

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